El Mindfulness consiste en ser plenamente conscientes de lo que ocurre en el momento presente, sin filtros ni prejuicios de ningún tipo, algo que puede aplicarse a cualquier situación.
El Mindfulness, consiste en el cultivo de la conciencia de la mente y el cuerpo para aprender a vivir aquí y ahora.
Los médicos la prescriben para ayudar a enfrentarse al estrés, el dolor y la enfermedad.
Está influyendo desde la medicina hasta la neurociencia, la psicología, la educación y el mundo de la empresa.
Según Walpola Rahula, autor del clásico budista lo que el Buda enseñó, el Mindfulness consiste simplemente en observar, contemplar y examinar. Y el papel que, en ella, asumimos no es el de juez, sino el de científico.
Palabras de San Agustín: “Los hombres admiran las cumbres de las montañas, las vastas aguas de los mares, las anchas corrientes de los ríos, la extensión del océano y los giros de los astros, pero se olvidan de sí mismos.”
Nos quedamos atrapados en el mundo material y nos olvidamos del amor, la compasión y la generosidad. El antídoto es el Mindfulness, es decir, la observación sencilla, directa e instante tras instante con una atención tranquila, concentrada y neutra del proceso cuerpo-mente.
El Mindfulness constituye una herramienta extraordinaria para acabar con el sufrimiento. La mente es el fundamento de todas las condiciones. Es importante prestar atención a nuestra mente. Según se dice, la intención, que da forma a pensamientos, palabras y acciones, es el meollo de toda actividad. Si nuestras intenciones son sanas, sus resultados serán provechosos mientras que si, por el contrario, son insanas, sus resultados serán estériles. La mente es pues la creadora, por intermediación de la intención y el pensamiento, de nuestra felicidad y de nuestra infelicidad.
El Mindfulness nos enseña a establecer contacto con nuestra vida. Se trata de algo que se encuentra en nuestro interior y lo único que tenemos que hacer para reconocerlo es sencillamente estar presentes.